La Palabra
Entre todas las formas de comunicación, la palabra ocupa un lugar privilegiado, pues es la significación humana más clarificadora,
la que más profundiza, destaca y quita ambigüedades. La palabra transmite un contenido, información.
En la Liturgia, el signo de la Palabra ocupa un lugar importantísimo, pues de ella se toman las lecturas que escuchamos
en misa y que luego se explican en las homilías, y los salmos que se cantan.
La Palabra sigue un dinamismo: se da en las lecturas, en la homilía y en las moniciones recibiéndola en silencio; en el
salmo (o canto interleccional) y la Oración Universal, se da respondiendo.
- Lecturas: es Dios mismo quien habla a través de ellas. La primera lectura se toma del Antiguo testamento, la segunda,
de las Epístolas, y el Evangelio, de los evangelios, según el ciclo.
- Homilía: significa plática y a través de ella se transmite de manera sencilla el contenido de la Palabra, en un sus
contextos bíblico (de acuerdo a la Escritura), litúrgico (que explique de acuerdo al tiempo o al aspecto que se celebra) y
vital (que se ajuste a las necesidades y expresiones de la comunidad).
- Moniciones: tienen como finalidad suscitar una anticipación común y consciente. Puede ser ambiental (orienta a los fieles
a formar parte de la asamblea y constituirla), introductoria (prepara para escuchar a Palabra con atención), mistagógica (para
la comprensión de los signos y la participación consciente), o conclusiva (hace notar que la Palabra tiene que vivirse).
- Salmo: llamado canto interleccional, tiene su texto seleccionado de la Biblia, y en combinación con la música y la poesía,
hace que la Palabra penetre más en el espíritu. Puede ser responsorial, hímnico o meditativo. También son cantos interleccionales
el Aleluya, las aclamaciones antes del Evangelio y las secuencias.
- Oración Universal: se llama así por la unicidad de sus intenciones. Es una súplica a Dios en la que se pide por los
beneficios universales: por la Iglesia, los fieles y el mundo.
El Canto
La experiencia human nos enseña el valor y el significado del canto.
* Expresa sentimientos. El canto, con más fuerza que la Palabra sola, nos comunica su emotividad.
* Expresión poética: Recurre al arte poético para engrandecer su belleza, para hacer de lo musical algo mucho más digno.
* El canto compromete: Se requiere de sentimiento y habilidad para desempeñarlo. Tal vez por eso se dice que "el
que canta ora dos veces".
* El canto hace comunidad: Es un magnífico signo de identificación, ya que exige tener en cuenta a los demás y participar;
unifica.
* Expresión de fiesta: Lo especial, lo distinto, lo alegre.
La tradición musical de la Iglesia Universal constituye un valor inestimable, que sobresale de las demás expresiones artísticas,
principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria e integral de la liturgia solemne.
La música sacra será más santa cuanto más unida esté a la acción litúrgica, y cuanto más promueva la participación activa
del pueblo. La santidad se la dará su servicio y su integración a la acción santa.
Sin embargo no siempre cualquier canto puede ser un signo expresivo y eficaz.
- ¿Qué canto?
* Contenido: Su contenido debe estar siempre inspirado en los textos bíblicos y litúrgicos.
* Equilibrio: Todos los cantos en la celebración deben estar relacionados entre sí.
* Mayor atención a la calidad que a la cantidad.
* El valor artístico de su melodía: Lo más importante es la dignidad y belleza con que son ejecutados.
- ¿Para qué asamblea?
Para ello hay que atender a su dimensión, facilidad de ejecución y de integración. Y atender al dato cultural: gusto,
costumbres, sensibilidad, etc..
- ¿En cuál celebración?
Hay que analizar el tipo de celebración: sacramento, bendición, reunión penitencial, y a los momentos rituales que contiene.
Hay cantos para los diferentes momentos; para acompañar algún rito (no deben sobrepasar el tiempo, ni la importancia o
enmarcarla) o para dar mayor significado (la meditación, por ejemplo).
- Instrumentos
Los instrumentos musicales sirven para acompañar y sostener el canto, cuyo fin s la participación de una asamblea determinada,
en una acción santa. Para determinar qué instrumentos son los adecuados para la celebración litúrgica, no hay que olvidar
los principios ya mencionados.
La música si canto, en determinados momentos de la celebración, puede ambientar, resaltar o acompañar acciones.
Con las mismas finalidades se podrá usar, en circunstancias especiales, música grabada, pero nunca para sustituir la participación.
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