Al terminar la celebración, los fieles salimos de nuevo a la vida con un sentido de compromiso y con la gratitud hacia Dios
Padre. Por ello este canto debe expresar gratitud y compromiso.
Este canto acompaña la procesión del sacerdote del mismo modo que el de la entrada, sobre todo si es solemne.
Puede ser de alabanza o un canto no necesariamente bíblico, pero siempre dentro del marco religioso, como un canto juvenil.
En tiempos como cuaresma y adviento puede omitirse. Pero lo más conveniente es cantarlo.
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