Después del canto de comunión conviene tomar un tiempo de reflexión y agradecimiento. Por ello, este canto permite a la Asamblea
entrar en un momento de meditación antes de seguir con los ritos de conclusión.
Este canto conviene ser de adoración o de gratitud.
Puede ser un Salmo, un himno de acción de gracias o algún oro canto de alabanza; pero siempre inspirados en las Sagradas
Escrituras (aunque el texto bíblico no sea tomado exactamente como es).
También puede entonarse un canto referente a la celebración del día (si es especial), como a María o algún santo.


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