Estos dos cantos son aclamaciones laudativas (de laudes: alabanza), pues exaltan la grandeza y la misericordia de Dios.
El kyrie nos permite reconocernos pecadores y al mismo tiempo alegrarnos por el perdón de nuestros pecados por Dios, por
lo que el canto no necesariamente tiene que ser triste.
El Gloria es un himno que reconoce a las tres personas de la Santísima Trinidad y que es tradición desde las primeras
celebraciones cristianas.
Son cantados por la Asamblea, y pueden ser rezados.
El Kyrie puede ser sustituido por la aspersión del agua bendita o puede ser rezado a modo de tropos.
El Gloria no puede ser reemplazado por ningún otro canto de alabanza.
Debe respetarse el texto del Gloria, no hay razón para suprimir alguna parte de este himno. Siempre aclama a las tres
personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Gloria se omite en tiempos de cuaresma y adviento, y en las misas ordinarias entre semana. Pero no puede omitirse en
fiestas y celebraciones solemnes.


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