Es la primera expresión de fe. Permite a la asamblea sentir a unidad al iniciar la celebración y la alegría de hermanos que
se encuentra entre ellos y con Dios.
Es un canto que facilita la participación de todo el pueblo (no es un canto sólo del coro, sino de la comunidad).
Debe tener una relación con el tiempo litúrgico o la fiesta que se celebra.
Debe manifestar la alegría del encuentro de un pueblo reunido para celebrar a su Señor.
Este canto acompaña la procesión de entrada, realizada por el sacerdote y sus acólitos.
Es más conveniente que siga lo mencionado en la antífona de entrada, ó en su defecto, ésta puede sustituir al canto de
entrada.
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